BASAJAUN NO ES UNA SIMPLE CARRERA DE GRAVEL
En colaboración con Ibai Fradejas
Basajaun no es simplemente una carrera de Gravel de resistencia, desde que se da la salida se convierte en un viaje de supervivencia, una aventura. Decidí vivirla al máximo durmiendo lo mínimo posible (5 horas) y con la menor cantidad de cosas sobre la bicicleta.
Desde los bosques más frondosos de Urbasa e Irati (hogar de Basajun), se desciende a las llanuras más áridas y estériles a través de Bardenas, volviendo a las orillas del río Ebro, antes de enfrentarse a la Sierra de la Demanda. Un macizo montañoso en "tierra de cameros", donde los trashumantes se enfrentan condiciones climáticas durísimas, para culminar rodeando el Pico San Lorenzo y volver a los bosques del País Vasco, a través del Parque Natural de Izki.
DE LA IDEA A LA PRÁCTICA
Decidí afrontar este reto por parejas junto a Virgini Cancellieri, ciclista del Orbea Factory Team. Nos conocíamos muy poco, sólo por coincidir en alguna prueba con Orbea. Era una decisión arriesgada, ya que ninguno de los dos sabía cómo pedaleaba el otro, y tendríamos que hacerlo juntos durante muchas horas, sin hablar de la confianza y compenetración necesarias para competir por parejas en una prueba de estas características. Tres días en los que vas a tener tiempos buenos y muy malos.
Nuestro planteamiento inicial era intentar llegar lo más cerca posible del kilómetro 506 de Calahorra, sin dormir. Según mis cálculos de 13km/h (paradas incluidas). Lo que supondría unas 38 horas desde la salida del sábado a las 08:00, hasta llegar a las 22:00 del domingo 3. Lo que nos permitiría descansar unas 4 o 5 horas para afrontar los 280 kilómetros restantes de un tirón, intentando terminar en exactamente 3 días, o lo que es lo mismo 72 horas.
Siempre digo que en estas pruebas hay que prever casi todo, pero lo importante es adaptarse a los imprevistos. Creedme, !siempre surgirán!
Finalmente, las horas de sueño fueron aproximadamente las 5 o 6 que habíamos estimado, aunque el tiempo total de parada fue de 18 horas. La realidad de la carrera fue que llegamos a Calahorra a las 07:00 del lunes 1, es decir, con 9 horas de retraso a nuestros planes previsto. Habíamos descansado más de lo previsto, por lo que afrontaríamos lo que nos quedaba sin parar a dormir.
Primera parada, kilómetro 254, Villanueva de Aezkoa:
Llegamos al pueblo sobre las 00:00, paramos en un bar que estaba abierto, desabastecido por los corredores que ya habían pasado por allí. Un café con leche y un sobao, por cortesía de la camarera, fue todo lo que pudimos comer. Seguido, nos fuimos a dormir al frontón del pueblo, donde ya había otros participantes descansando. Estuvimos allí desde la 01:00 hasta las 02:30 aproximadamente, volviendo a iniciar la marcha en plena noche.
Segunda parada, kilómetro 307, Urroz-Villa:
Ya era de madrugada cuando decidimos parar de nuevo y dormir aproximadamente una hora. El lugar escogido fue un banco de un área de descanso en un arcén a la entrada del pueblo. Pensamos que con lo que habíamos dormido en la parada anterior, sería suficiente. ¿La verdad?, estábamos bastante débiles y decidimos parar de nuevo.
Siesta, kilómetro 417, Mélida:
Es el último pueblo antes de cruzar el "desierto" de las Bardenas Reales, son las 16:00 de la tarde y el sol pega muy fuerte. Nuestro GPS, marca temperaturas superiores a los 40º C. Decidimos parar y tumbarnos a la sombra en un parque hasta que el sol se pusiera, sobre las 19:00 pm, para adentrarnos en el desierto. Creo que fue una de las mejores decisiones, no sólo porque logramos evitar el calor que a otros compañeros les costó la retirada y rescate en helicóptero, sino porque disfrutamos de uno de los atardeceres más bonitos vivido hasta la fecha.
Tercera parada, kilómetro 501, San Adrián:
Dormimos desde las 03:00 hasta las 06:00 en los soportales de la plaza del pueblo, incluso tuvimos que quitarnos los culottes, pura necesidad después de 43 horas en posición de pedaleo.
RESULTADO
Finalmente, terminamos la prueba en 74 horas (48h y 50m y 16km/h en movimiento), 2 horas más de lo previsto y sin mayores sobresaltos. En 3ª posición por parejas, siendo la primera pareja mixta y Virginia la primera mujer en cruzar la meta. Y aunque, como toda prueba de ultradistancia, compites contra ti mismo, estoy orgulloso del resultado. No hemos forzado físicamente en ninguna subida, hemos ido a un ritmo fluido, en el que nos encontrábamos cómodos. Tratamos de asegurar cada bajada para no comprometer la mecánica, prueba de ello es que no hemos sufrido ningún tipo de avería o pinchazo.
Creo que, aparte del recordatorio de finisher y el mapa, me llevo una gran amistad. Pasar 3 días conviviendo en modo de supervivencia te hace conocer a la otra persona en profundidad y crear un vínculo fuerte.
MORALEJA
Han pasado más de 10 días desde que terminé la carrera de Basajaun. Aún tengo varios dedos de las manos con pérdida de sensibilidad, he olvidado el dolor de culo, el calor, el agotamiento después de empujar la bici en los tramos de bikepushing, el dolor de piernas, el frío al amanecer, la sed, el hambre, el sueño.... Pero siguen muy vivos mis recuerdos... el atardecer en Bardenas Reales, las conversaciones con participantes de todo el mundo, la satisfacción al terminar...
Por eso creo que estas experiencias hay que vivirlas, al menos, una vez en la vida.
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