PEDALMA – EVENTO DE ULTRADISTANCIA
Madrid to Barcelona en un evento ciclista de ultradistancia, sin asistencia, siguiendo un track de 700 km por asfalto y +700 km. Pedalma se presentaba como un ambicioso reto, no solo para los protagonistas de esta aventura, también para todo el equipo Gsport Custom.
Ibai Fradejas, máximo representante de gravel en España, y Fernando Márquez, CEO de Gsport, se inscribían en la modalidad por parejas de esta primera edición Pedalma. Sus objetivos estuvieron marcados desde el primer momento, completar la ruta de un solo golpe, non-top, en menos de 50 horas.
Semejante hazaña requería de una equipación de ciclismo que se adaptara a todas las adversidades que Ibai y Nando iban a encontrar por el camino. Lluvia, viento, nocturnidad, calor… 4 prendas para más de 50 horas en bici donde se sintieran cómodos y que les ayudaran a cumplir sus objetivos. Una camiseta interior muy cómoda y altamente transpirable; un maillot de manga corta con mangas en tejido reflectante, logos y costuras flúor; un culotte sin puños ni costura con badana de alta gama que les permitirá pedalear cómodos durante muchas horas; y un cortavientos muy compactable que le aislara del viento y lluvia.
En las pruebas de ultradistancia cada detalle cuenta. La ropa que usas, lo que eliges llevar dentro de las bolsas de viaje, las cubiertas, recambios, cómo planificar la nutrición y descansos… cada elemento juega un papel muy importante. Sin embargo, a pesar de toda la preparación previa, siempre hay factores que escapen de tu control.
A medida que se desarrollaba la carrera, las cosas no salieron del todo según lo planeado…. la lluvia persistente durante horas y la primera noche pasaron factura a la pareja de ciclistas. Ambos nos comparten su experiencia en Pedalma y analizan cómo sus prioridades cambiaron durante el transcurso de la carrera.
“Para Pedalma, Fernando y yo habíamos decidido un plan de acción antes de la gran salida de la noche. Después de un comienzo frenético, el pelotón de los 50 corredores comenzó a extenderse. Cuando llegamos a la primera gran subida, el ritmo se estabilizó y los ciclistas empezaron a tomar posiciones. Rodamos muy rápido y llegamos en primera posición al primer puesto de control después de 125 km. Solo tardamos unos minutos en sellar nuestra acreditación, ponernos nuestros cortavientos impermeables y volver a montar en nuestras bicis. Seguimos rodando y antes de darnos cuenta, estábamos en la oscuridad profunda, pedaleando bajo una fuerte tormenta“.
“Aproximadamente la mitad de los participantes decidió refugiarse en el primer puesto de control y encontrar un respiro de la lluvia. A pesar de que estábamos empapados, decidimos seguir adelante según lo planeado, no detenernos hasta el tercer punto de control a 375 km. Sin embargo, la temperatura bajó bruscamente durante la noche y empecé a sufrir mucho por el frío” explica Fernando. “La fatiga empezó a apoderarse de mi y apenas podía mantener los ojos abiertos, incluso con los geles de cafeína. Cuando te esfuerzas al máximo y empujas a tu cuerpo a superar tales condiciones, te vuelves mucho más vulnerable”.
En la entrada del nuevo día, el rumbo de la prueba dio un cambio radical. Ibai supo que, tarde o temprano, debería seguir rumbo a Barcelona solo. “Aunque estaba claro que no íbamos a ganar, todavía queríamos competir y disfrutar de las vistas que nos acompañaban a la luz de la mañana. Pero Fernando estaba muy tocado de la noche anterior… las empinadas cuestas y la subida de temperatura, hasta los 44 ° C, no le ayudaron. Estábamos luchando mucho, y llegar al cuarto punto de control, a 473 km, puso nuestras fuerzas a prueba. Tan pronto como llegamos a Mequinenza, me di cuenta de que algo andaba muy mal con Fernando. Estaba enfermo y agotado. No tenía sentido presionar más durante los últimos 200 km. A pesar de su decepción, no tuvo más remedio que renunciar“.
Aunque sabían que esta decisión significaba su descalificación como pareja, Ibai decidió seguir en solitario. Por él y por Fernando. A pesar de que su estrategia de carrera no había salido para nada según lo planeado, todavía quería terminar lo que habíamos comenzado. “Después de 700 duros kilómetros, finalmente llegué a la meta. Había sido un viaje duro, pero al final, estaba orgulloso de haber completado la ruta. La perseverancia es un arte y, a veces, debemos buscar la motivación a través de fuentes alternativas. Aunque inicialmente quería ganar como pareja, empaparme de la experiencia los últimos 200 km solo y superar las dificultades de la segunda noche fue un resultado igualmente gratificante”.
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